Hoy, 9 de mayo, celebramos el Día de Europa, una efeméride que reivindica la paz y la unidad del continente. En el actual contexto geopolítico, marcado por la incertidumbre derivada de la guerra en Ucrania, el conflicto israelo-palestino y los desafíos de la política comercial de Estados Unidos, es un momento oportuno para conmemorar el 75º aniversario de la «Declaración Schuman»: una propuesta histórica presentada en 1950 por Robert Schuman, entonces ministro francés de Asuntos Exteriores, que sentó las bases de la cooperación europea y dio origen al proyecto de la actual Unión Europea.
«La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan.»
Así comenzaba Schuman la declaración que lleva su nombre, pronunciada el 9 de mayo de 1950. Un texto extraordinario que se fundamentaba en dos principios esenciales: la paz y la solidaridad; que, en el contexto actual, debemos reivindicar más que nunca. Surgió en un contexto histórico en el que Europa se encontraba marcada por las tensiones mundiales provocadas por la Guerra Fría mientras se recuperaba del desastre humano y económico que había traído la Segunda Guerra Mundial.

«La solidaridad de producción que así se cree pondrá de manifiesto que cualquier guerra entre Francia y Alemania no solo resulta impensable, sino materialmente imposible.»
Schuman formó parte del grupo que hoy reconocemos como los padres fundadores de la Unión Europea, junto a Jean Monnet, Konrad Adenauer, Paul-Henri Spaak, Alcide de Gasperi. Estos políticos europeos habían padecido la devastación en muchos casos de las dos guerras mundiales. Tenían una visión conjunta: lograr que los países europeos pusieran de lado sus rivalidades históricas para poner en común sus recursos de manera que esta unificación económica impidiera volver a enfrentarse bélicamente.
El germen de la Unión Europea
Al año siguiente, el 18 de abril de 1951, se firmó el Tratado de París. Este dio origen a la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). Fue ratificado por Bélgica, la República Federal de Alemania, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos.
«La puesta en común de las producciones de carbón y de acero […] cambiará el destino de esas regiones, que durante tanto tiempo se han dedicado a la fabricación de armas, de las que ellas mismas han sido las primeras víctimas».

En el Tratado de la CECA se disponía la creación de la primera organización supranacional europea. Sentó las bases de una comunidad económica que se convertiría gradualmente en una unión política. Ya preveía la creación de una Alta Autoridad, una Asamblea Común, un Consejo Especial de Ministros y un Tribunal de Justicia. Estas entidades que fueron el origen de las instituciones de la Unión Europea de nuestros días (Comisión, Parlamento, Consejo y Tribunal de Justicia).
Cinco años más tarde, en 1955, se celebró en Mesina (Italia) la conferencia que dio lugar al concepto de mercado común europeo. Este concepto pasó a formar parte de los Tratados de Roma, firmados el 25 de marzo de 1957. Incorporaban el Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea (CEE) y el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA o Euratom).
El Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea (CEE) creó un mercado común entre los seis países participantes (Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y Países Bajos). El objetivo era fomentar vínculos más estrechos e impulsar el crecimiento económico mediante el aumento del comercio.
Ese mismo año, el 19 de marzo de 1958, tuvo lugar en Estrasburgo (Francia) la primera reunión de la Asamblea Parlamentaria Europea con Robert Schuman elegido como presidente. Sustituyó a la Asamblea Común de la CECA, y pasó a llamarse Parlamento Europeo el 30 de marzo de 1962.
Después de estos inicios, vendrían décadas de integración de nuevos países y crecimiento económico en las que las instituciones definitivas europeas se irían conformando a lo largo de la firma de diferentes acuerdos fundacionales y modificaciones: Tratado de Bruselas (1965); Acta Única Europea (1985), Tratado de Maastricht (1992); Tratado de Ámsterdam (1997); Tratado de Niza (2001) y el Tratado de Lisboa (2007) hasta llegar a la Unión Europea de hoy en día con 27 países miembro.
Una unión hacia el progreso

Schuman sentó las bases con su declaración de una Unión Europea que a lo largo de todos estos años ha conseguido grandes logros y beneficios tangibles para sus habitantes y para el mundo:
- libertad para que sus habitantes vivan, estudien o trabajen en cualquier lugar de la UE;
- prosperidad gracias al mayor mercado único del mundo y a una moneda común;
- crecimiento gracias al mayor bloque comercial del mundo;
- protección de los derechos fundamentales, digitales, sociales, económicos y de otro tipo de los ciudadanos;
- libre circulación entre países gracias al espacio Schengen;
- ser pioneros en la lucha contra el cambio climático, la protección del medio ambiente y la garantía de la energía sostenible;
- protección de la salud de los ciudadanos frente a las amenazas sanitarias locales y mundiales y garantizando la seguridad alimentaria;
- apoyo y solidaridad en tiempos de necesidad debida a catástrofes naturales, crisis económicas o una pandemia;
- paz y estabilidad durante más de setenta años; ahora en cuestión por la guerra de Ucrania;
- expansión y unidad gracias a la ampliación de la UE;
- ayuda y asistencia al desarrollo para millones de personas en todo el mundo.
Quién era Robert Schuman

Robert Schuman, era alemán de nacimiento, pero se convirtió en ciudadano francés en 1919, tras la reintegración de Alsacia y Lorena en Francia.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, era subsecretario de Estado en el Gobierno francés. Participó activamente en la Resistencia francesa durante la guerra y fue hecho prisionero. Esquivó la deportación al campo de concentración de Dachau y tuvo que vivir en la clandestinidad en Francia durante los tres años siguientes.
Tras la guerra, volvió a la política nacional y ocupó una serie de puestos de alto nivel. Fue ministro de Hacienda, Primer ministro en 1947; ministro de Asuntos Exteriores entre 1948 y 1952 (fue en esta época cuando supervisó la Declaración Schuman; redactada por Paul Reuter, Bernard Clappier, Jean Monnet, Pierre Uri y Étienne Hirsch) y, finalmente, como ministro de Justicia entre 1955 y 1956. En 1958, se convirtió en el primer presidente de lo que hoy es día es el Parlamento Europeo. Al abandonar su cargo se le reconoció el título honorífico de «Padre de Europa».
Nuestra misión en Diálogo
En el Día de Europa, no solo recordamos una declaración histórica, sino el inicio de una transformación que ha marcado a generaciones de europeos. Hoy como cada día, desde Diálogo, reafirmamos nuestra vocación europeísta y nuestra misión promoviendo el entendimiento mutuo entre Francia y España, dos pilares fundamentales de la Unión Europea. En un momento clave para el futuro de Europa, trabajamos para reforzar los lazos culturales, económicos y sociales entre ambos países, convencidos de que el diálogo es la base para afrontar los retos del presente y del mañana.