Tras la Segunda Guerra Mundial, la creación de la Unión Europea (UE) y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) trajeron consigo defensa, una era de paz y cooperación entre las naciones del continente. Pero llegó la Guerra Fría, que dividió a Europa en dos bloques: la Unión Soviética y sus aliados en el este y las naciones occidentales, bajo la protección de la OTAN, en el oeste.
La caída del Muro de Berlín o la disolución de la Unión Soviética en la década de los 90 marcaron el fin de la Guerra Fría favoreciendo un nuevo periodo que fomentó la expansión de la UE y la OTAN al este de Europa.
Estos movimientos influyeron en la industria de Defensa y continúan haciéndolo. Por tanto, es un sector que se ha reforzado poderosamente en los últimos tiempos a raíz de los acontecimientos en Oriente Medio o Ucrania.
Cumbre de vilna
Desde la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 y la invasión de Ucrania en febrero del pasado año, las tensiones entre la OTAN y Rusia han aumentado significativamente. Esto ha llevado a un aumento en el gasto en Defensa por parte de los países europeos miembros de la OTAN en un esfuerzo por fortalecer sus capacidades militares y disuadir cualquier agresión rusa.
En la Cumbre de Vilna, que tuvo lugar el pasado mes de julio, se destacó especialmente el compromiso de todos los aliados de contribuir con, al menos, el 2% de su PIB anual a los gastos en Defensa. El comunicado oficial de la Cumbre de Vilna hace hincapié en “reafirmar nuestro duradero vínculo transatlántico, nuestra unidad, cohesión y solidaridad en un momento crítico para nuestra seguridad y la paz y estabilidad internacionales”. A estos hechos hay que añadir la reactivación del conflicto entre Israel y Hamas.
En consecuencia, cabe esperar mayores inversiones en Defensa en próximos presupuestos europeos. A las pocas semanas de iniciarse la invasión de Ucrania, por ejemplo, Alemania ya marcó el camino. Decidió, por primera vez desde la segunda guerra mundial, aumentar el gasto militar en 105.000 millones de euros y, tras la Cumbre, informó del envío de un nuevo paquete de ayuda militar de cerca de 700 millones de euros.
Cooperación Estructurada Permanente en Defensa
La Unión Europea ha buscado una mayor autonomía estratégica en materia de defensa, lo que llevó a la creación de la PESCO (Cooperación Estructurada Permanente en Defensa) en 2017.
La PESCO es una iniciativa que reúne a 25 estados miembros de la UE para cooperar en proyectos de defensa y seguridad. Su objetivo es mejorar la capacidad de defensa europea y reducir la dependencia de la OTAN.
La PESCO ha servido para desarrollar proyectos de tecnología militar y adquisición conjunta de equipos de defensa, algo que impulsa esta industria a nivel europeo, fortaleciendo también la capacidad de Europa para actuar de manera más autónoma en asuntos de seguridad y defensa.
En este sentido, la ministra de Defensa de España, Margarita Robles, manifestó recientemente que la PESCO es “una piedra angular de la Defensa europea que ha empezado a dar frutos tangibles en forma de proyectos, e intangibles en términos de mayor cooperación, innovación y avance tecnológico”.
La importancia de la ciberseguridad
A este reto en Defensa se unen otros en materia de ciberseguridad. Los ciberataques pueden desestabilizar países y sociedades enteras, por lo que la protección contra amenazas cibernéticas también es una prioridad.
La industria de la ciberseguridad está experimentando un crecimiento significativo en Europa para proteger sus sistemas de infraestructura y datos. Esta tendencia está generando oportunidades para empresas europeas especializadas en ciberseguridad y tecnología de la información.
Desafíos para la industria de defensa europea
El aumento del gasto militar o la necesidad de “ciberdefenderse” marcan un camino de oportunidades para la industria de Defensa, una industria que en Europa también afronta importantes desafíos siendo el más importante, la fragmentación. Esta atomización dificulta la cooperación y la eficiencia en la producción de equipos militares.
Para paliar esta fragmentación, la Unión Europea inició un análisis integral sobre el futuro de la seguridad y la defensa en Europa en junio de 2021. Este proceso culminó en la creación de la ‘Brújula Estratégica‘, un documento político que define la estrategia de seguridad y defensa de la Unión para los próximos años.
Al mismo tiempo, la Comisión Europea presentó una propuesta de Reglamento para el fortalecimiento de su industria de Defensa, a través de la Ley de Adquisiciones Comunes. Este reglamento representa un instrumento financiero a corto plazo con un valor de 500 millones de euros. Está diseñado para incentivar por primera vez la contratación pública conjunta entre los Estados miembros en el ámbito de la defensa.
Son medidas que tratan de atender la disparidad de criterios ante los diversos intereses geopolíticos y estratégicos que pueden tener los Estados miembros de la UE. Estos intereses tienen un denominador común: el aumento del gasto militar, que no deja de representar esa oportunidad creciente para las empresas de este sector.