En un contexto en el que las prioridades laborales están cambiando, España y Francia son dos de los países europeos más destacados en la transformación de la jornada laboral destacando una tendencia hacia horarios más reducidos.
Francia, pionera en la reducción de la jornada laboral
Francia fue el primer país europeo en adoptar una jornada laboral de 35 horas semanales en el año 2000, bajo la Ley Aubry. Este modelo, que en su momento generó controversia, demostró que es posible combinar una economía competitiva con un mejor equilibrio entre la vida laboral y personal.
En la actualidad, Francia sigue adaptando su marco laboral, explorando modelos híbridos que permitan mayor flexibilidad para empresas y empleados. Es un país cuyo mercado laboral está en constante evolución y se mantiene por ello como un referente para muchos colectivos de otros países de la Unión Europea.
España y la reducción de jornada
Recientemente, España ha dado un paso significativo en la reducción de la jornada laboral. El Ministerio de Trabajo, bajo la dirección de Yolanda Díaz, ha alcanzado un acuerdo con los sindicatos CCOO y UGT que establece una reducción de la jornada laboral máxima a 37,5 horas semanales antes de que termine el año 2025. Esta iniciativa no supondrá en principio una disminución salarial para los trabajadores. Este acuerdo, que no incluye a la patronal CEOE, tiene como objetivo mejorar la conciliación entre la vida laboral y personal de los empleados en España.
Según los términos del acuerdo, a partir del 31 de diciembre de 2025, la jornada laboral máxima en España será de 37,5 horas semanales para todos los trabajadores asalariados del país. Cualquier tiempo de trabajo que supere este límite será considerado hora extra, y deberá ser compensado adecuadamente. Se introducirá además un sistema de registro digital de las horas laborales para asegurar que las empresas cumplan con la normativa, y se establecerán sanciones de hasta 10.000 euros por trabajador para aquellas empresas que no lo cumplan.
Comparativa en Europa
El movimiento hacia la reducción de la jornada laboral no es exclusivo de España y Francia. Países como Alemania y los Países Bajos ya disfrutan de horarios laborales más reducidos, con promedios de 35-37 horas semanales.
En contraste, otros países europeos, como Italia y Polonia, mantienen jornadas más largas, entre 40 y 42 horas semanales, y han mostrado menor interés en adoptar medidas similares. Esto señala las diferencias en prioridades económicas y sociales dentro de la Unión Europea.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las jornadas laborales más cortas tienen efectos positivos en la salud mental de los trabajadores, el desarrollo creativo y la productividad por empleado.